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La niñera del mono profesor
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La niñera del mono profesor

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El reloj marca las siete de la mañana, pasaron 26 años y Marta Yarce baja de un bus proveniente de San Antonio de Prado, ninguno de sus compañeros de viaje imagina que tiene uno de los mejores empleos del mundo: es la niñera de los monos rojos aulladores, una especie en vía de extinción que llega al zoológico por tráfico de fauna silvestre.

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Camisa y pantalón verde, botas de plástico a la rodilla y un gorro para cubrirse del sol son los elementos necesarios para resistir a divertidas jornadas de trabajo. Revisar los hábitats, contar que estén completos, chequear el estado de ánimo, preparar la leche y simular ser una mamá canguro son algunas de las tareas matutinas de Marta.

El mono rojo aullador se encuentra entre los monos más grandes de las selvas tropicales de Latinoamérica.

El mono profesor

Marta sonríe de oreja a oreja cuando se le pregunta por el mono profesor, dice que es el más travieso y malgeniado de todos, pero que eso no impide que diariamente lo acaricie y lo alimente con compota de vegetales, su comida favorita.

Él llegó hace años al Zoológico Santa Fe y su condición le impide regresar a los bosques, por eso le encomendaron la tarea más importante de todas: enseñarles a aullar a los demás monos. Lo hace con un sonido potente y estremecedor. De su labor depende que sus alumnos puedan replicarlo cuando vuelvan a la selva.

 

La despedida

 Cada vez que un grupo de monos aulladores abandona el zoológico para ser liberado Marta sabe que su tarea concluyó, siente orgullo porque lograron deshumanizarse y adquirir las condiciones necesarias para volver a su hábitat. Eso sí, admite que el corazón se le arruga en el momento de la despedida, lo hace en silencio, pues en sus últimos días juntos no les puede hablar, solo así ellos olvidan el sonido de una voz humana.

“El Zoológico lo es todo en mi vida”, dice Marta. Ella está cerca de pensionarse y por ello enfrenta una lucha interna pues no se quiere ir. Poco a poco trata de desapegarse aunque asegura que le inquieta saber quién cuidará, como ella lo hace, a los monos rojos aulladores.

-Regresa-

Foto mono: Medellín Digital

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