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El vuelo del colibrí
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El vuelo del colibrí

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El coraje nos hace andar, a pesar del miedo y la duda, por la senda que lleva hacia la justicia. El coraje no es heroico sino tan necesario como son las alas de las aves para volar. El coraje no se fundamenta en la razón sino que viene del divino propósito de hacer lo correcto.

John Lewis

 

OBE: ¿Cómo viste esa reunión? La gente está cansada, pero estar vivos y trabajando en estos tiempos es una oportunidad muy bonita. Hacer parte de una organización que sirve al mundo, y yo pienso que todas lo hacen, es un privilegio.

PP: Me sentí raro, no sé, algo no está bien. Es difícil saber cómo está la gente en este tipo de encuentros por videoconferencia.

OBE: ¿Y cómo estás?, te siento desanimado.

PP: ¡Obvio!, hay mucha gente que tiene compañeros o familiares infectados y, aunque la tasa de letalidad es baja, uno nunca sabe… ¿Viste la noticia sobre un niño que murió en Estados Unidos?

OBE: Es cierto que muchos no tenemos riesgo significativo, niños, gente sana y jóvenes. ¿Viste la conferencia del de Sura con el de Argos? Igual, si nos cuidamos, incluso si nos infectamos, se puede salir adelante.

PP: Casi todas las familias tienen a alguien que ha perdido su trabajo. Los meses de confinamiento agotan la energía psíquica. Estoy rendido.

OBE: Yo estoy leyendo un libro increíble y empecé a estudiar inglés por internet, hay que aprovechar el momento.

PP: Mi esposa, ella no trabaja desde la casa y tiene que salir, la tiene más dura. Necesitamos su trabajo, pero nos han dicho tanto que no salgamos, que ahora resulta imposible negar el terror que genera la idea de que le pueda pasar algo.

OBE: Ella está sana y si aplica los cuatro hábitos anti-COVID muy probablemente no le dé. Y si le da, se cuida y la cuidamos.

PP: Mi mamá, que tiene 70 años y vive sola, está deprimida con tantos meses de encierro, tiene miedo porque ha fumado desde joven, ya no sale ni en pico y cédula.

OBE: Yo trato de llamar mucho a la mía, de mandarle mensajes de texto. Es normal el miedo, pero hay formas para que se cuide, más aún ahora que las infecciones aumentan. Debe aprender a vivir con eso, además es una buena oportunidad para que deje de fumar…

PP: ¿Hasta cuándo va la cuarentena? Ya nadie sabe, es difícil saber cuándo volveremos a la normalidad, si vamos a tener trabajo el año entrante y quién puede salir. ¿Viste el meme sobre las excepciones?

OBE: Ve, ¿pero hay algo bueno para contar? ¿Cómo vas? ¿Has visto algo de cine?

PP: Ya no tengo planes, siempre faltan quince días, no sé qué será de nosotros en esta casa, te confieso que tengo miedo.

OBE: Oí esta semana que debemos aprender a convivir con el virus y que pronto habrá una vacuna, la vida sigue, aunque distinta.

Era media mañana, estaba trabajando en la mesa del comedor, la nueva oficina de muchos. Miraba fijamente la pantalla de mi computador para participar de una conversación transmitida en redes sociales sobre el empleo, la clase media, los retos del momento, qué hacemos nosotros, qué creemos que se puede hacer, etcétera y, de pronto, al levantar la mirada lo vi.

Un pequeño colibrí, entre negro y verde esmeralda, flotando sobre la mesa, suspendido frente a mí como solo los colibríes lo saben hacer, ¡a menos de un metro! Me apuntaba con su curvo pico y sus ojos brillantes, que seguramente no alcancé a ver, pero me imagino para completar este recuerdo maravilloso de la cuarentena, parecían sonreír. En un día más de estos que se suceden infinitamente, un poco cansado y algo preocupado, este guiño de la naturaleza me llegó como un recordatorio para la esperanza. Quizá, también, como una alerta sobre la evolución necesaria, la adaptación urgente. El colibrí debe estar en la lista de los seres más interesantes y bellos que haya producido la naturaleza.

Lo que sabemos es que hace 66 millones de años, cuando  cayó un meteorito sobre la tierra, los dinosaurios se extinguieron. Luego, sin embargo, se hicieron populares los resultados de las investigaciones que los vinculaban con las aves. Ciertos parecidos anatómicos, un famoso fósil de un dinosaurio volador emplumado, un protopico en algunos especímenes. Desde entonces, la ciencia ha comprobado que no solo es que las aves desciendan de los dinosaurios. Las aves son dinosaurios de la clase aviar.

La relación genética entre el famoso T. Rex y el velocirraptor de Jurassic Park con las aves modernas es increíblemente alta. De alguna manera, lenta, gradual y creativa, estos seres magníficos se adaptaron y lograron superar el desastre. “Mientras sus hermanos fueron incapaces de sobrevivir al apocalipsis desencadenado por el asteroide de 9 km que colisionó contra la tierra a finales del Cretácico, las aves se encumbraron por encima de la destrucción y tuvieron todo un mundo nuevo que conquistar”, escribió Stephen Brusatte en Origen y evolución de las aves, un bonito artículo que me compartieron del Parque Explora.

Darwin escribió sobre la supervivencia del más apto, pero algunos lo confundieron o tradujeron mal, como la supervivencia del más fuerte. Afortunadamente, hoy sabemos que no son necesariamente los más fuertes quienes sobreviven sino los más flexibles y adaptables. También aprendimos que el que compite mejor no es que el que se dedica a hacerle daño a los demás sino el que escoge un espacio en el que puede desarrollar su unicidad, su identidad.

El diálogo al comienzo de este editorial es una síntesis de muchas conversaciones. Todos podríamos ser OBE, optimista basado en la evidencia o PP, pesimista pertinaz. Tal vez tengamos un poco del uno y otro tanto del otro, dependiendo del día, del contexto, de la noche que hayamos pasado, de las noticias en redes. En esta pandemia, cada uno de nosotros ha tenido días de desilusión, pequeñas muertes del ánimo y días de entusiasmo contagioso, resurrecciones de la esperanza. ¿Qué diferencia a uno de otro?, ¿qué hace que, en medio de los inmensos desafíos personales, empresariales y sociales que se nos presentan, haya tantos que no se desaniman y siguen adelante?, ¿cómo nos inspiramos en ellos para imitarlos?

Tal vez el camino consista, primero, en tener claro qué es lo realmente importante. En esta revista Comfama lo queremos proponer de manera simple y directa. Lo más importante es la vida, larga y ancha, luchada, con dolor y dicha, la compleja y maravillosa vida humana. La vida con trabajo, amor, amigos, familia, aprendizajes y encuentros. La vida, por encima de cualquier circunstancia. Por eso en esta edición los invitamos a vivir, a continuar a pesar del miedo, de la soledad, de la coyuntura de perder el empleo, de la incertidumbre. Como decía recientemente Gabriel Mesa, gerente de EPS Sura, «pensamos que el ejercicio de la esperanza es nuestra responsabilidad».

Mucho podemos, además, aprender de esos dinosaurios aviares, hoy llamados con cariño simplemente aves. Ellos superaron desastres y cultivaron su excepcional majestuosidad y belleza en un mundo poscataclismo, evolucionaron. Con ellos, la naturaleza tuvo paciencia y determinación. Si se nos ocurre que esto está muy largo, no olvidemos que la evolución no es una carrera de velocidad, sino una maratón. Cuando pensemos en lo difícil que es ponerse un tapabocas, lavarnos las manos y mantener dos metros de distancia, recordemos que los dinosaurios, para volverse aves, tuvieron que encogerse, alargar sus alas, adaptar sus incipientes plumas, aguzar sus sentidos, acortar sus colas y perder sus dientes.

¿Qué importa tener que adaptarnos si lo esencial sigue con nosotros porque lo llevamos adentro? Las historias de esta edición, para compartir en la casa, en la empresa y en el barrio, son historias de coraje. Historias de personas y empresas que han tenido el valor y la determinación que requiere el cambio, que no pierden de vista lo esencial, a pesar de los obstáculos. En medio de lo difícil que es todo esto que nos tocó vivir, en Comfama insistimos en la importancia del coraje, por eso, invitamos a los antioqueños a decidir la esperanza, a elegir la vida.


Las ilustraciones de esta edición de la revista Comfama hacen parte de S.O.S Creativirus, una convocatoria realizada por Universo Centro para que los artistas pudieran expresarse en época de aislamiento.

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4 thoughts on “0

  1. Me parece muy interesante y de gran análisis, ya que invita a qué seamos agradecidos, de la forma en qué se va evolucionando para poder lograr nuestro objetivo y el de nuestras familias.

  2. ¡Qué bonito toda renuncia que implique evolucionar hacia seres mejores, hacia personas que vayan por el bienestar común!.
    Flexibilidad, adaptación y generosidad para “ser más livianos” y poder volar de manera suspendida como el colibrí, dominando el aire sin someterlo, simplemente compartiendo con otros seres así sus búsquedas sean completamente diferentes.
    ¡Bonita reflexión! ¡Gracias!

  3. Excelente artículo, David.
    La fórmula para una vida bien vivida es nuestra capacidad de saborear, disfrutar, aprender, tener conciencia del momento presente (aunque este no sea de nuestro placer), pues la suma de todos nuestros momentos, son los que escriben/definen, la historia de nuestras vidas.

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