“Santísima Virgen del Perpetuo Socorro. Madre mía, amantísima y esperanza mía…” La virgen que por siempre refugia y ayuda está en el centro de Medellín. Mira al horizonte, directo al Cerro Nutibara, con el Niño Jesús en el brazo izquierdo y a cada lado un arcángel: San
Miguel y San Gabriel.
De estos, el favorito de León, o simplemente “Leo”, es el primero; por eso su hijo – de apenas meses de edad – se llama así, Miguel. León es el sacristán de la Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Es nuevo allí, pero ya sabe llegar a lo alto del campanario, donde está la Virgen y donde llegan las palomas a descansar, dormir y morir.
Este templo católico, uno de los favoritos para matrimonios y bautismos, fue más que un milagro. Fue la suma de voluntades de personas que imaginaron el futuro sin temor, porque Medellín merecía tener una construcción neogótica como las grandes ciudades del mundo.

Trabajaron de la mano párrocos, contadores, feligreses, donantes y mujeres en situación de prostitución del sector, quienes aportaron a la obra por medio del reciclaje.
Es un referente arquitectónico. Cada vez que el Metro va entre las estaciones Industriales y Exposiciones es imposible no mirarlo y transportarse a otra ciudad, a una europea quizá. Pero está aquí, en Medellín, construido con ladrillos disímiles donados por personas disímiles en la década de 1940.
Es el referente perpetuo del Perpetuo Socorro, uno de los diecisiete barrios del centro de Medellín, tan variopinto como los demás sectores de la Comuna 10, la bella Candelaria. Allí convergen la vida y la muerte, el trabajo y el ocio, la salud y la enfermedad… el pasado, el presente y el futuro.
¿Quién conoce a Luz?
Un espíritu libre empujó a don William, en su juventud, a recorrer el país. Fue un nómada enamorado de la aventura, del hablar con diferentes personas, de memorizar en su mente y corazón los paisajes, colores, sabores, olores y acentos que conoció. Aprendió el arte de lustrar zapatos.
En su época era un oficio más agradecido y le permitió vivir la vida que quería vivir. El amor detuvo su viaje en Medellín, ciudad donde experimentó el cosquilleo que produce el nacimiento de un hijo y la tristeza infinita de perderlo, o perderlos, porque fueron cuatro.

Aprendió a resurgir de las cenizas y a continuar la vida con honra y empeño. Hace 36 años embola en el Perpetuo Socorro, con el peso de la vejez y la sabiduría que dan los años.
Sus clientes habitan los talleres y tiendas automotrices que están sobre Palacé. También resultan trabajos con los visitantes del Hospital General de Medellín, llamado también Luz Castro de Gutiérrez, en honor a esta política antioqueña.
Si ella estuviera viva, tendría 110 años. Algunos la recuerdan por ser una de las líderes que más lucharan en la ciudad por los derechos y la salud de las mujeres. Así, sin querer queriendo, se convirtió en uno de los personajes más conocidos del Perpetuo Socorro. Nunca falta la pregunta entre los visitantes y transeúntes del sector: “Ve, mirá el nombre del Hospital, ¿quién habrá sido esa señora?”

Allí, donde toda una generación de medellinenses parece haber nacido, se realizan múltiples cirugías, desde cardiovasculares y plásticas hasta videolaparoscopias quirúrgicas. Son solo parte del reto y del compromiso que tienen con la sociedad: ser para el 2027 un hospital público universitario líder en innovación.
En el Perpetuo Socorro no hay más de cincuenta habitantes. Sí, allí más que habitar, se trabaja. Además de quienes cuidan los carros en la calle y los mecánicos, existen personas como Luis Fernando Ocampo que llegaron al barrio a ofrecer un servicio y se amañaron tanto que se quedaron.
Él vende frutas en el parque que da a la parte de atrás del Hospital. Madruga todos los días de la semana desde Robledo, no sin pasar antes por la Plaza Minorista de Medellín para surtirse de mangos, papayas y piñas. A veces también compra guanábanas y lo que haya en cosecha.
Ser testigo del vaivén del Perpetuo Socorro por más de veinte años le ha permitido saber que es un barrio en el que si bien no viven muchas personas, recibe a diario a representantes de todos los estratos socioeconómicos: puede ser al Hospital, a los talleres, a la Parroquia o de paso a los centros comerciales Almacentro, Premium Plaza y San Diego.
No ha vuelto a vender su fruta los sábados y domingos por la falta de clientela, “los fines de semana espantan por acá”, dice. Pero están pasando tantas cosas en “su segundo hogar”, que asegura que pronto volverá a cambiar su horario de trabajo.
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¿Dónde encontrar a Topoyiyo?
Hablar del Perpetuo Socorro es también hablar de Casa Británica. Una gran bodega que alberga una de las sedes principales de la empresa y donde cobra vida una de las marcas más queridas entre los colombianos: Renault. Quien pregunte por este lugar tendrá respuesta inmediata. Todo el mundo lo conoce. No así otro espacio que emerge como un oasis entre negocios y talleres: un museo dedicado a los juguetes.

Rafael Castaño es artista plástico y un coleccionista empedernido. Hace treinta años enfocó su atención en los juguetes. Comenzó con un triciclo que compró, de segunda, en la calle, y ahora cuenta con una colección de más de 4.500 piezas.
Los alberga en el Museo del Juguete, en pleno Carabobo, en los límites del barrio. Visitarlo es rencontrarse con la niñez, esa época en la que jugar era la única preocupación. ¿Cómo hallar el Museo? Una fachada de flores que él mismo cuida es la respuesta.
Nuevos aires, nuevos vientos
Si miras los vidrios de su fachada sabrás, por su reflejo, cómo transcurre el día en el Perpetuo Socorro. La Parroquia es el principal referente de dicha proyección, esa iglesia neogótica que contrasta con esta nueva construcción asentada en el barrio, más parecida a Chernóbil, pero de igual belleza y con la naturaleza como protagonista.

Es la sede central de Mattelsa, la tienda de ropa que le apostó al Perpetuo Socorro. “Vimos en este sector un espacio que estaba siendo olvidado y que se puede convertir en un barrio que impulse a la ciudad como la capital del diseño en Colombia y se convierta en todo un distrito creativo”, explican.
Mientras tanto, un festival ya había puesto sus ojos en este barrio. Pictopía se realiza, desde 2013, con el fin de visibilizar el arte urbano en la ciudad. En 2015, los organizadores imaginaron un futuro: formar un distrito artístico como en las grandes ciudades del mundo. Fue así como llegaron al Perpetuo, específicamente al sector de Barrio Colombia.
“Nos tomamos este lugar olvidado creyendo que con pintar las paredes el cambio iba a surgir. Y así fue: tres años después hemos visto cómo llegaron cervecerías artesanales, restaurantes y tiendas de skate. Este sector, además, queda adjunto el MAMM, albergará a la Orquesta Filarmónica de Medellín y al Ballet Folclórico de Antioquia”, afirma Felipe Jaramillo, creador del Festival, quien agrega que ya existen cerca de veintisiete obras urbanas en el sector.
Mattelsa y Pictopía son solo dos ejemplos de cómo empresas, emprendedores y colectivos que le apuestan a la cultura se atreven a imaginar el futuro, con el Perpetuo Socorro como punto de partida.
La meta: hacer de este sector céntrico de Medellín el Distrito Creativo de la ciudad, donde se acoja a las industrias creativas y culturales como una apuesta de transformación y crecimiento económico. Sí, esta urbe llena de sorpresas está dispuesta a seguir rompiendo paradigmas.
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Exprimirle el jugo a la naranja: bodega/Comfama
Calle 34 # 45A – 18. La bodega donde antes quedara una editorial, una tintorería y, hasta hace poco un espacio vacío, es hoy parte de ese futuro que Comfama imagina con ilusión y empeño, más que para el 2018, para los próximos 100 años: su bodega/Comfama.
A este lugar llegarán, al unísono, cultura y economía, en una asociación íntima entre estas dos especies que no parecieran relacionarse mucho, pero que sí tienen todo para obtener un beneficio conjunto.

Las paredes externas del lugar se llenarán de los colores propios del muralismo urbano y en su interior cobrará vida un laboratorio para emprendimientos culturales y creativos, con una convicción: se puede vivir del arte, plena y prósperamente. Y más allá de eso, que la cultura, la creatividad y la imaginación aportan valor a la economía desde la generación de empleo; así contribuyen, directamente, al producto interno.
Es, asimismo, un reconocimiento a esas nuevas formas de trabajo que le apuestan y se sirven del talento de los antioqueños, tan rico, tan diverso. Una oportunidad para crear y soñar de la mano, con el arte, la cultura, la imaginación y la creatividad como plataforma.
Allí habitarán, entonces, las almas que darán sentido a este lugar: emprendedores que trabajarán por la creación de negocios creativos, que no son personas distintas a cantantes, diseñadores, raperos, bailarines, programadores, bateristas, arquitectos, escultores, cirqueros y todos aquellos que condimentan la vida con talento, materia prima de la economía naranja a la que Comfama le apuesta desde aquí y desde ya, de cara a un futuro que emociona.
Un futuro imaginado, cargado de creatividad y oportunidades económicas, diverso, que abraza la diferencia. Ese futuro que ya es parte de la historia del Perpetuo Socorro, ese barrio que demostrará, de ahora en adelante, el poder creador de la imaginación.
¿Por qué Comfama? Porque creemos que la cultura,
la creatividad y la imaginación aportan
valor a la economía desde la generación
de empleo; así contribuyen, directamente,
al producto interno bruto. También
porque es un reconocimiento a esas
nuevas formas de trabajo que
le apuestan y se sirven del
talento de los antioqueños.
Maravilloso que se piense en el desarrollo de este sector, la Iglesia es preciosa, la topografía del sector buenísima y además cargado de historia, magnífico aportarle a la memoria de la ciudad gracias.
EXCELENTE; ya que vemos como se pierden empleos en el sector de manufacturas reemplazadas por las importaciones chinas, y como el ciudadano de apie día a día , esta aumentando el desempleo al comprar estos productos, que NO generan un sólo puesto de trabajo.
Así debemos de acudir a la Imaginación, a la creatividad, al emprendimiento cultural, y este sector ofrece grandes bondades por su HISTORIA, y su UBICACIÓN.
Que lindo es encontrar relatos, narraciones sobre un sitio desarrollo de mi niñez y juventud; por obligación, pues mi padre humilde mecánico automotriz del sector fue motivo para dicha historia.
Cpnoci el sector con todos sus petsonajes, desde la plaza de Cisneros hasta el puente Monumental. Y ha maravillosas historias se desarrollaron en este sector. Insisto, que buenos y bellos recuerdos dei época de estudiante y fustrado escritor. Felicitaciones a Comfama y otras entidades que están tratando de rescatar nuestro ancestro de la vieja Medellin. !Enhorabuena!
Me guataria hacer parte de esta comunidad. Apoyando dwCuwrso a mis conicimientos diseñadora de. Moda