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“No solo de hacer música vive el músico”
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“No solo de hacer música vive el músico”

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Un ingeniero que terminó haciendo lo que más le gusta: música. Pero además de la música que suena, alegra el alma o pone a bailar, aquella que se reproduce, transforma, exhibe, comunica, distribuye, transmite digitalmente y que, a su vez, se debe mercadear.

Durante el desarrollo del Seminario Cultural ¡Creemos en el arte y la cultura! Competencias para el emprendimiento cultural, organizado por Comfama, la Alcaldía de Medellín e Interactuar, el músico contó cómo un día entendió la necesidad de no depender exclusivamente de las iniciativas estatales que apoyan a los músicos y artistas del país. ¿Entonces? Vio la gran oportunidad que significaba concentrarse en el conocimiento, el uso de las herramientas tecnológicas y los múltiples talentos que todos tenemos y quizá desconocemos.

Él, ingeniero por profesión y músico por vocación, no tenía idea de abogacía o mercadeo, pero eso no le impidió adueñarse de su futuro, de sus sueños, metas y proyectos musicales.

Empezó por derribar mitos, y se acercó a entidades como Sayco Acinpro, en donde entendió los derechos patrimoniales de los músicos del país. Estudió la Ley, la apropió y aplicó.

En ese camino se encontró con las plataformas digitales que, en mayor o menor medida, permiten llegar a públicos y lugares que en otrora jamás habría imaginado un músico. Sí, por medio de YouTube, Spotify, iTunes o Deezer a un músico lo pueden escuchar en Medellín, Puerto Carreño (Vichada) o hasta en Corea del Sur.

Un camino abonado: música de calidad, hecha con el corazón, que otorga derechos patrimoniales protegidos por el Estado y que encuentra canales de distribución a la mano gracias a la tecnología. ¿Suficiente? No.

(Lee también: ¿Es posible vivir del arte? 6 emprendedores culturales responden).

Alejandro lidera LaMúsica.fm, un proyecto de Medellín que genera procesos de sostenibilidad en los músicos independientes desde la distribución digital.

Según cuenta, Spotify estrena 24 mil tracks al mes solo en Colombia, lo que quiere decir que hay muchas personas haciendo música en el país. Así que hay que dar un paso más: mercadear. Y esto exige tanto retos como aprovechar oportunidades que potencien la economía creativa:

  • Hay que estar en redes sociales y demás plataformas digitales que nos acercan a los melómanos del mundo.
  • Y aprender a usarlas. ¿Qué tal estudiar con Facebook Blueprint? Este sitio web te enseña a usar las herramientas de marketing de la red social más popular del mundo.
  • Pero no solo estar por estar: hay que hablar con las audiencias y humanizar, dotar de relato. ¿El mejor referente? Muchos. Pero, sin entrar en polémicas entre gustos musicales, Alejandro destaca a Nicky Jam, el artista urbano puertorriqueño radicado en Medellín que por medio de sus redes sociales narró su resurgir en el reguetón.
  • ¡Hey, pero todo con constancia! Hay que tener un plan, un orden y unas metas. No rendirse en el camino.
  • Y en ese camino unir talentos. Si yo sé cantar y mi amigo es diseñador y su esposa comunicadora… ¿cómo potenciamos todos los conocimientos en una meta común que beneficie a todos?

Podrá sonar difícil o etéreo, pero es una invitación clara a los músicos y artistas de Medellín: hay que salir de la zona de confort, evitar depender únicamente de los patrocinios estatales y aprovechar todos los talentos para poder decir con orgullo que sí se puede vivir del arte.

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