Confieso que no he sido un hombre que se pueda describir como festivo. Creo que a nadie que organice algún tipo de celebración, incluso mis más cercanos amigos, se le ocurre decir: “Invitemos a David, que es tan divertido…”. En realidad, a pocas fiestas me invitan. Durante muchos años me dio pena bailar. Estudié con disciplina férrea y luego he trabajado en exceso, como si en ello me fuera la vida. Por otro lado, les cuento que en los últimos años me he enamorado de pequeños placeres que no cambio por nada. Les cogí gusto al baile y a la música, disfruto unos traguitos con mis cercanos para mojar la palabra, busco arte, paisajes, belleza y poesía para enriquecer los días, río más hasta en la oficina, de vez en cuando me emparrando… eso, definitivamente, me hace muy feliz.
También les cuento que cuando entré a Comfama muchas cosas me emocionaron. Las oportunidades en vivienda, educación, cultura y salud. Solo una cosa me dio susto: ¡Comfama también es una fiesta!… Estar a cargo de parques recreativos que reciben dos millones de visitantes por año, con sus atracciones, adrenalina, piscinas, juegos, expresiones de arte y música permanentes. Además de unos cincuenta mil estudiantes trimestrales en baile, cocina, decoración de celebraciones, etcétera. Todo eso era un territorio ignorado para mí y no sabía cómo ser el líder que un proceso como ese requiere.
(Lee también: Nuestro compromiso con la ruralidad).
Hoy, sin dudas, me atrevo a decir que el juego, la música y la fiesta son parte esencial de la humanidad ¡y de Comfama! Ha sido un privilegio y un descubrimiento, entendiendo el papel de la diversión, la recreación y la celebración en la construcción de felicidad: el juego, las artes, la conversación, la danza, la interacción con amigos y familia, reír hasta que duela la barriga, la buena comida, los ratos de ocio. Todo eso está ahí, al alcance de ustedes. Solo miren la agenda de diciembre en esta edición y encontrarán conciertos, fiestas, teatro, novenas, comparsas, cine, carnavales, oportunidades para el encuentro, la celebración y la convivencia.
El juego, la música y la fiesta son parte esencial de la humanidad ¡y de Comfama!
En estos días, por ejemplo, usé el canopy que tenemos en el parque Arví. Qué delicia sentir el viento en la cara, volar sobre el bosque, qué gratificante poder vencer el sustico de lanzarse. Otra experiencia increíble fue la noche de música, baile y amigos en la terraza de nuestro Claustro de San Ignacio, en el marco de los eventos de Caminá pa’l Centro de noviembre. No se imaginan la fiesta de la familia Comfama, donde lo mejor de lo que hacemos llenó el parque de Copacabana para un encuentro marcado de energía para seguir sirviendo con amor a nuestros afiliados y a la comunidad antioqueña. Estas historias se repiten cada semana en sedes, parques y lugares de la Caja, para inundar de sonrisas nuestros espacios.
Por todo esto, los invito, en esta temporada de fin de año, a que nos acordemos de pasar tiempo con quienes más queremos, con ellos comer algo rico, bailar, abrazarlos fuerte, celebrar la vida y sus delicias. Comfama está siempre abierta para celebrar esos momentos y en el 2017 haremos mucho más para crear recuerdos memorables y únicos.
“Cada día en el que no hayamos danzado al menos una vez es un día perdido”, Friedrich Nietzsche.