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Cuidarlos es cuidarnos
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Cuidarlos es cuidarnos

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En Urabá, Corbanacol cuida a la comunidad con su programa de vivienda saludable.

 

Era la una de la mañana, en Apartadó, en 2013, y Jairo Andrés se despertó llorando. No era el calor sofocante de los días anteriores, era dolor. Rosa y Yeferson, los padres, habían presenciado la misma escena toda la semana pero esta vez era distinto. El niño, de 11 meses, sudaba y tenía fiebre y diarrea. Esa madrugada, en el hospital, supieron que era gastroenteritis. Repetirían la historia dos años después con Daniel, el segundo de los cuatro hijos. Sabrían que las angustiantes coincidencias tendrían una respuesta en el agua no tratada, una bomba de tiempo que los estaba enfermando.

¿Hervir el agua?, ¿purificarla? No, eso no era necesario, pensaban. Rosa Flórez y Yeferson Rada solo necesitaban abrir la llave para calmar la sed. Ellos crecieron en Urabá y sus familias así se acostumbraron. Pero el amor a los hijos los motivó a cambiar sus hábitos de higiene y cuidado: «Corbanacol, la fundación social de la empresa donde trabaja mi esposo nos invitó a ser parte del programa Vivienda saludable, y la vida nos cambió. Aprendimos a consumir con responsabilidad, a reciclar, a reutilizar y a entender que alimentarnos bien, tratarnos bien y tener la casa limpia también nos trae armonía en el hogar y mejor salud», cuenta Rosa.

Empezar la rutina implicó, para ella, pensar en los beneficios y la tranquilidad que sentiría con los niños aliviados y, claro, ser consciente de que en la región no hay potabilidad. Instaló un filtro y, cada mañana, mientras preparaba el desayuno para su esposo, ponía a hervir el agua: «Me di cuenta de que no era un trabajo adicional que tomara mucho tiempo y empecé a hacerlo todos los días, se me volvió automático. También observé que la basura mezclada generaba mosquitos, así que comencé a separar los residuos y a reciclar. Siempre pensaba que estaba ayudando al ambiente, que protegía a mis hijos de dengue y que me ahorraba el trabajo de desinfectar la caneca porque quedaba muy sucia».

También le enseñaron que la comida es un factor fundamental para cuidar la salud y crear un buen ambiente familiar. Por eso escribió ella misma una minuta, una guía de alimentación por días que le permite variar y combinar. La motiva pensar qué le dirán: «Nos encantó la comida, mami».

Ella es la multiplicadora de las buenas prácticas con todos en casa y en el barrio: «Llevamos más de 6 años en el programa y el cambio en nuestras vidas ha sido muy grande. A mí cuidar la familia y la salud de mis hijos se me convirtió en un hábito».

Dice la ciencia

La regla cardinal del cambio de conducta es: lo que es inmediatamente recompensado se repite. Lo que es inmediatamente castigado se evita.

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