Cuando se habla de salud sexual inmediatamente se piensa en las enfermedades de transmisión sexual, y se cree que estar exento de ellas es suficiente.
Lo cierto es que la verdadera salud sexual abarca un estado de bienestar físico, mental y social, que conlleva un enfoque positivo y respetuoso del sexo y la posibilidad de vivirlo de forma segura, libre y sin coacciones.
Sobre la imagen: En el arte... Make Love Series nr.21. obra de la artista danesa María Elena Bak (2016).
Para lograrla es bueno contemplarla desde dos ópticas:
La sexualidad responsable
Asertividad: a la hora de decir sí y no, a la hora de elegir las experiencias sexuales para vivir.
Responsabilidad: a la hora de tomar decisiones sustentadas en el saber científico y en los valores de cada persona. Hacerse cargo de lo que se decide.
Plenitud: para comprender que no solo se trata de relaciones sexuales, también de los vínculos de pareja, la autoestima, y una sana relación con el propio cuerpo.
La mente también tiene que ver
Aceptar: y respetar nuestra orientación sexual y la de los demás. Se requiere conectar con nuestro mundo interno, asumirlo y conectar con cada una de nuestras partes o preferencias.
Comprender: que la sexualidad de cada ser humano es única, tiene matices, diversidad y flexibilidad. Conocerla y aceptarla es clave para hacer de ella una experiencia única e irrepetible.
Tenemos derecho a:
- La libertad sexual.
- La privacidad sexual.
- La equidad sexual.
- Sentir placer.
- La expresión sexual.
- Planificar.
- Informarte.
- Educarte acerca de la sexualidad.
- Cuidarte.
Respecto a los mitos y los tabúes se han ido disipando paulatinamente a medida que las personas se sienten más tranquilas para hacer preguntas.