En San Antonio de Pereira, dentro de una casa de tres pisos, se preparan los sueños de una familia de cuatro: Andrea, Sebastián, José Alejandro y Luciana.
La creatividad es su ingrediente principal y se mezcla con el propósito de ser los dueños de su futuro, así Andrea y Sebastián se lanzaron al mundo del emprendimiento con más ganas que experiencia. En ese viaje los acompañan Luciana, de nueve años, y José Alejandro, de tres.
El deseo de vivir en un lugar tranquilo los llevó al Oriente antioqueño hace cuatro años. “Yo me enamoré de San Antonio y a los dos meses nos vinimos. Cerramos los ojos y vendimos todo”, cuenta Andrea, una ‘inventadora profesional’, como la llaman en su familia. No le teme a los riesgos.
Comunicadora gráfica, Andrea combinó dos de sus pasiones, el diseño y el amor por la cocina para darle vida a Artesano, dulce y sal. Este es uno más de los proyectos que realiza junto a Sebastián, porque en este camino de ser independientes han sido varios los tropiezos que han tenido; entre ellos, fracasar con un restaurante.
Sebastián simplemente lo asume como parte del camino: “Tenemos una mentalidad como emprendedores y a pesar de fracasar nos pusimos a pensar ‘ahora ¿qué vamos a hacer?’”. Poco tiempo después, sin tener estudios en repostería, Andrea le dijo a él, “compremos un horno con la plata que tenemos que me voy a dedicar a hacer tortas”.
Su esposo la acompañó en esta aventura y a finales de junio del 2016 nació su empresa. “Retiramos la plata que teníamos, cancelamos las cuentas y nos la jugamos. Yo me decía: ‘Yo no soy repostera, yo no quiero un restaurante ni quiero un café’, pero sí tenía claro que no quería trabajar para una empresa y si las cosas con este proyecto no funcionaban, algún otro negocio se nos ocurriría”, explica Andrea.
Poco después, ella se enteró de que Comfama y la incubadora de empresas Creame realizarían charlas y talleres especializados para incentivar nuevas empresas como parte del Servicio de empleo de la Caja. Se registraron y con los nuevos aprendizajes, siempre siguiendo su instinto, siguen avanzando.
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En Artesano lo están dejando todo para darle la forma a la vida que siempre han querido; y de ahí esperan, también, que Luciana y José Alejandro aprendan la importancia de seguir sus propias pasiones, pues como enfatiza Andrea: “Yo quiero que mis hijos aprendan a ser los dueños de su propia vida”.
Por eso no se extrañan cuando Luciana les cuenta que quiere irse a África a estudiar veterinaria. “Que lo haga, que busque y que luche por lo que ella quiere. A nosotros desde chiquitos nos enseñan que nos debemos adaptar para poder encajar, y yo no creo que haya que hacerlo para agradar o para ser parte de una sociedad. Yo nunca encajé y por eso pienso que uno mismo puede crear su mundo y defender lo que uno quiere”. Está convencida, se nota en su mirada.
Comfama y Creame le apuestan al emprendimiento en el Urabá y el Oriente de Antioquia. En este programa participan personas inscritas en las oficinas del Servicio de empleo de Comfama en Rionegro y Apartadó.