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0 Federico y su familia comparten un vínculo que se fortalece en medio de la distancia
Federico Ríos es fotógrafo. Trabaja para The New York Times, recorre el mundo en busca de retratos, historias y paisajes. Vive en Medellín, junto a su esposa Estefanía y sus dos hijos, Lorenzo y Vicente, de seis y cuatro años de edad.
La contingencia que vive el mundo a causa de la COVID–19 hizo que Federico emprendiera un viaje por carretera, solo, hacia Bogotá, con el objetivo de realizar una serie de fotografías que documentaran la situación. El recorrido lo impactó, dice que: «he sido un viajero toda mi vida y una de las cosas que más me gusta al hacerlo es comer. Hice Medellín – Manizales – Bogotá, y todo está cerrado en las calles, ahí afuera nadie está vendiendo nada, no hay comida, y yo tenía que preparar un sánduche, empacar una botella de agua y andar en mi moto, porque no hay nada, eso es fuerte».
En Bogotá tomó fotografías de calles vacías y locales cerrados, una ciudad paralizada y en silencio. Regresó a Manizales, pasaría allí quince días para garantizar que no había contraído el virus y poder regresar a casa.
Sin planearlo y antes de cumplir la cuarentena preventiva, tuvo que volver a Bogotá y repetir su trayecto y estadía en Manizales. Ese tiempo solo fue difícil, estaba cargado emocionalmente. Siempre mantuvo contacto digital con su familia.
Al tiempo, en casa, Estefanía acudió a su capacidad creativa para hacer más llevadero el tiempo con Lorenzo y Vicente, pues ella cree que «si uno se alimenta bien, también debe alimentar bien el espíritu». Con ellos estableció un cronograma diario de actividades, el objetivo era que no se sintieran en vacaciones. Realizan todo tipo de actividades: tienen clases y reuniones, cocinan, leen un cuento conectados con sus amiguitos, hacen jardinería, practican yoga, ven una película al día, hasta arman una pista jabonosa en medio de la casa, pero ninguna de estas actividades los conectaba con Federico.
Él, por su parte, llamó a sus amigos fotógrafos, que son pocos y están distribuidos por todo el mundo, en Rusia, Filipinas, Argentina, Ecuador, entre otros países, para que le contaran historias de cómo se veían los lugares en los que estaban o habían estado. Recibió historias acerca del lago Baikal, el más grande del mundo, también de cómo se siente estar y ver los paisajes en la Antártida.
Esas historias emocionaron a Lorenzo y a Vicente. En casa se pusieron manos a la obra y con ayuda de su mamá, tiraron un colchón al piso, para ellos era la base de un barco; buscaron palos, los convirtieron en mástiles, y las almohadas se transformaron en elementos de carga. Zarparon en un viaje por el mundo que su papá les narraba mediante una pantalla, con la ayuda de sus amigos.
La travesía los unió como familia sin importar la distancia física y los motivó para ir a conocer todos esos lugares en el futuro. Vicente quiere ir a Brasil y a Rusia; Lorenzo, a Japón. Todos quieren conocer la Antártida.
La soledad impulsó a Federico y a Estefanía a crear. La tecnología les ayudó a diluir la distancia. Son una familia, eso es todo lo que necesitan.
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A través de su perfil en Instagram, Estefanía comparte todos los libros que lee con Federico, Lorenzo y Vicente. Si lo quieres conocer, visita el siguiente enlace: https://www.instagram.com/leoconmishijos/
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En soledad… nacen posibilidades
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¿Cómo acompañas a tus seres queridos en la soledad?
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Revisado por Ojo de lupa editores.
de la soledad se aprende. hay que saber como se emplea el tiempo para reducir la ansiedad
¿como acompañar a sus seres queridos en la soledad?
dedicándole un tiempo por redes sociales o teléfono, una buena conversación si se encuentran en la distancia; si nos encontramos cerca podemos realizar actividades lúdicas o juegos para distraer la mente y hacer que estos tiempos de confinamiento sean mas llevaderos.