A Diego lo que inicialmente consideró una serie de fracasos y frustraciones, le permitió descubrir que su propósito estaba en otros quehaceres.
Diego Fernando Pineda tiene 27 años y nació en Medellín. Ama leer, escribir, viajar y todo lo que represente aprendizaje y crecimiento personal. En 2015 se graduó como comunicador social de la Universidad de Antioquia. Quería conseguir un empleo, ejercer su profesión y estudiar para ser investigador y docente universitario.
Ese propósito no se cumplió. Un año y ocho meses de búsqueda, incontables hojas de vida enviadas y más de veinte entrevistas sin éxito. Diego no encontró empleo y hoy cuando mira en retrospectiva, cree que las razones fueron su juventud y la falta de experiencia y capacidades que hoy posee. En ese momento se llenó de frustración, pues tenía los conocimientos y esperaba demostrarlo, pero nadie creyó en él, llegó a cuestionarse acerca de si tenía o no talento.
Enfrentaba el fracaso laboral y lo aceptaba, no le gustaba esa situación y tampoco quería quedarse quieto, por eso decidió probar con los idiomas, se apasionó, por eso hoy habla bien inglés, portugués, italiano y español, mientras estudia alemán.
En esa época, 2017, intentó vender comida, ropa, figuras de acción y hasta tener un proyecto deportivo digital, pero todo negocio que empezaba se desvanecía, siente que esto pasaba por ansiedad de crecer rápido y falta de confianza en sí mismo.
Logró tener un empleo como analista de datos deportivos, no era comunicación, sin embargo, hoy lo considera “el mejor trabajo como asalariado en su vida”. Disfrutó esa primera experiencia laboral pero sentía que le hacía falta algo.
En 2019 Juan José, su hermano mayor, le propuso una sociedad para fundar Medeled, un proyecto de iluminación sostenible y la producción e instalación de diversos tipos de fuentes de luz alimentados por paneles solares.
Diego inició como inversionista, en el nuevo negocio sumó con sus capacidades como comunicador para contribuir al posicionamiento del emprendimiento, además, adquirió habilidades administrativas con el tiempo.
Emprender es difícil, más en años de pandemia. Dificultades para conseguir clientes, tener flujo de caja, pagar salarios o deudas. A veces quieren rendirse, pero no están dispuestos a sumar otro fracaso. “Los primeros dos años del emprendimiento son una tarea de salud mental, resistencia, perseverancia y constante autoaprendizaje”, dice. Hoy tienen 10 colaboradores que se suman al propósito común de que Medeled sea referente en la transición hacia las energías renovables por medio de la iluminación ecológica.
Lo que empezó como un viaje con un destino prefijado: ejercer su título en comunicaciones, tomó giros inesperados, Diego se dio la oportunidad de fluir con ellos, abandonó la visión de túnel y se mantuvo atento a las nuevas posibilidades.
Descubrió que el propósito de vida se teje trabajando, que uno puede, a mitad de camino, descubrir que le gusta más emprender que ser empleado y que los obstáculos le permitieron escalar a donde se encuentra hoy.
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