Cuando sale de paseo por los caminos veredales de Amagá, Antioquia, lo hace con ojos de investigador. Sigiloso, mira cada una de las piedras que ve a su alrededor, porque quien quita, alguna de ellas podía ser un condrito. Sí, esos meteoritos rocosos que caen a la Tierra constantemente.

Quizá muchas personas no están familiarizadas con ese término, pero José Fernando Vélez Zapata sí, porque él, a sus nueve años, ya sabe cuál es su gran pasión: las piedras espaciales. Por eso, también tiene claro lo que va a estudiar cuando sea grande: geología.

Si pudiera, pararía en su ruta diaria al colegio a ver algunas rocas: una de ellas podría ser la esperada. Pero no hay tiempo: hay que llegar en punto a clase y para ello debe salir con mucho tiempo de anticipación de su casa. Así le ha tocado toda su vida y a muchos niños y niñas de las zonas rurales de Antioquia.

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Pero sus probabilidades de encontrar una piedra espacial que por azares del Universo haya caído justamente en el Suroeste antioqueño aumentaron exponencialmente. ¿Qué hace ahora la diferencia? Una bicicleta que ya está en sus manos gracias al Programa Mi Bici Postobón y la alianza entre Postobón y Comfama.

Una bicicleta para llegar más rápido a estudiar. Así ya tiene más tiempo para seguir buscando el condrito que acelerará su corazón y reivindicará sus sueños; esa roca que llevará al colegio con orgullo para mostrarles a sus compañeros y contarles que eso que ahora tienen en sus manos viajó alguna vez por el espacio exterior.