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“Un lugar para perder la cabeza”
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“Un lugar para perder la cabeza”

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Musa, inspiración del artista o escritor, esa picardía propia que lo caracteriza. Musas: nueve deidades que iluminaban la música y el arte según la mitología griega, como Calíope, la musa de la elocuencia, o Talía, con quien había que entenderse para la comedia.

Dos palabras que se relacionan con museo, ese espacio donde se conservan y exponen colecciones de objetos artísticos y científicos, entre otros.

Los museos son lugares donde el tiempo se transforma en espacio

Orhan Pamuk

Más allá de las definiciones frías, el arquitecto italiano Renzo Piano lo define como “un lugar donde uno debe perder la cabeza”. Y él, quien está detrás del diseño del Museo de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas en Los Ángeles, California, espera que, evidentemente, todos la perdamos.

Perder la cabeza en un museo es para Beatriz Eugenia Pérez, museóloga, artista plástica y docente, “La posibilidad que tienen los museos de brindar conocimiento, de cuestionar e interpelar; de ser foro, de experimentar”. En otras palabras, espacios para pensar, hacer y sentir.

Allí, las musas aparecen para todos por igual: estudiantes, docentes, familias, comunidades y todos aquellos que acepten la invitación a recorrer cada uno de sus rincones, que en últimas son herramientas de educación que siempre tienen las puertas abiertas.

Conocer, aprender, reflexionar…

Kathrin Steinegger y Florian Lindt tienen algo claro: a cualquier ciudad que vayan de viaje deben poner en su agenda la visita a los museos. Por eso, mientras estos suizos caminaban la Medellín de la que tanto habían oído hablar, entraron al Museo de Arte Moderno, MAMM. Para Kathrin es la mejor forma de aprender sobre la cultura de un país, tanto para ella que viene de afuera, como para las personas del mismo territorio. Además, destaca el carácter democrático de la mayoría de los museos en Europa y Latinoamérica: el conocimiento está al alcance de todos.

A Florian, por su parte, se le pone la piel de gallina al imaginar cómo la mente de los artistas, ese mundo de fantasía y abstracción, cobra vida en una pintura, justo cuando las musas hacen de las suyas. Destaca, asimismo, cómo el arte educa una sociedad y cómo por medio de él se puede criticar lo que en ella sucede.

Kathrin y Florian.

Para conocernos y reconocernos, para entender al otro, para aprender de física, matemáticas, historia o astronomía, para saber cómo eran los dinosaurios o cuál es la rana más venenosa del mundo. Para gozar, reflexionar, criticar, aportar, proponer e inspirarnos… ¡Perdamos la cabeza en los museos!

Más de 10.000 estudiantes visitaron el Museo de Arte Moderno de Medellín – MAAM, el Museo de Antioquia, el Parque Explora y el Planetario con Inspiración Comfama.

Fuentes: medium.com, rae.es, mitologíagrecorromana.idoneos.com

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