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The Walking Dog: una nueva familia, un próspero negocio
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The Walking Dog: una nueva familia, un próspero negocio

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Paola Montaño y Germán González tienen una relación en la cual, además del amor, la prioridad son los perros. Ambos son los dueños de The Walking Dog, una empresa que en un principio se dedicó solo a pasear mascotas, y que hoy aspira a tener un colegio canino.

Paola nació y estudió periodismo en Bogotá; por amor se trasladó a Medellín para comenzar una vida junto a Germán, quien antes de ser el dueño de esta particular compañía era administrador de una tienda en un centro comercial.

The Walking Dog surgió como una forma de ‘rebusque’ pues, tras llegar a la capital paisa, a Paola se le había complicado encontrar un trabajo. Así comenzó como paseadora de perros. Sí, una periodista graduada de una de las más importantes universidades de la capital colombiana ahora paseaba perros en Medellín. A ella no le importó, todo lo contrario, le puso más empeño.

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Inició con un cachorro de una vecina; con el tiempo otros perros se fueron sumando a sus paseos. Entonces comprendió que para los dueños sus mascotas significan algo tan importante como los hijos, y por ello les brindan los mismos cuidados y amor que podría recibir un niño.

Seguir estudiando para potenciar las metas familiares es su mejor propósito.

De ahí partió la idea de iniciar un negocio. No fue fácil, aún recuerda el dolor en sus piernas luego de sus primeras correrías. Además, la empresa debía ser lo suficientemente rentable para que Germán renunciara a su trabajo estable por apostarle a este emprendimiento.

Surgió entonces el negocio con su primer nombre: Dejando Huellas. El valor agregado de la compañía es que, precisamente, tratan como “hijos” a cada uno de los caninos, y tienen, además, una relación muy cercana con cada uno de los dueños: les muestran fotos de sus mascotas en sus paseos, y a estas les ponen pañoletas que las distingan y les festejan sus cumpleaños.

Paola es quien se encarga de las redes sociales de su empresa. Así ha podido ejercer su profesión.

Lo que comenzó como una aventura empírica, es hoy una próspera microempresa que cuenta con cinco empleados directos. Paola y Germán ya no solo pasean perros, también ofrecen el servicio de guardería en su nueva casa, una finca ubicada en el corregimiento de San Antonio de Prado.

Así transcurren los días de Paola y Germán, entre perros, risas y largas caminatas. Ambos afirman que para ellos “el techo es aún muy alto”… pero en familia la aventura será muy divertida.

 

Paola y Germán, un año después

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