Son las 8:00 a.m., y Johana Marcela, una de las cerca de 27.000 personas que hacen parte del grupo ‘Mujeres con propósito’, en Facebook, pregunta por un buen ortopedista para la rodilla. Cuatro horas después su comentario ha recibido más de 30 respuestas entre recomendaciones y consejos. Ella, diseñadora y profesora de la Universidad Pontificia Bolivariana, los lee con atención. Una vez más ha encontrado una solución a su problema.
Pregunta con recurrencia porque en este grupo siente algo especial: “respaldo y apoyo en la cotidianidad”, una conexión emocional que la ha llevado a estar cerca de ellas, aunque no conozca a más del 90 por ciento de sus interlocutoras. Como Johana miles de personas en el mundo han acortado el tiempo y el espacio para adherirse emocionalmente a los otros gracias a la tecnología, ya sea con una llamada, un mensaje de WhatsApp o una lectura conjunta en Twitter. También por la posibilidad de encontrar intereses académicos comunes, así como laborales, políticos y sociales. La lista podría seguir porque, parafraseando al filósofo Pierre Lévy, la tecnología no solo ha cambiado nuestra comunicación, también ha alcanzado nuestras “formas de estar juntos, la formación del nosotros”.
La tribu se ha desplazado y ahora nutrimos nuestra existencia de átomos y de pixeles, de relaciones que se expanden y que se extienden en la realidad para demostrarnos que, como en estas tres historias, el palpitar del corazón se parece mucho a los sonidos de un clic.
Vecinos en la virtualidad
Jenny Giraldo, periodista afiliada a Comfama y directora de formación de Confiar, hace parte de varios grupos digitales donde encuentra diferentes intereses. Algunos políticos, otros literarios e incluso algunos donde se conecta con convicciones personales. Uno de los que más destaca está en WhatsApp y lo define como un espacio que le ayuda a nunca sentirse sola.
Se trata del grupo ‘Vecinos del Centro’, una comunidad de más de 75 personas donde la confianza y la solidaridad se encuentran como sinónimos. “Es un grupo de personas que vivimos en el Centro de Medellín y que hemos encontrado en ese chat la posibilidad de construir una comunidad solidaria que se teje desde la virtualidad; pero, que tiene formas de transitar a espacios presenciales en momentos claves. Así como también en otros momentos ayuda desde la virtualidad: hemos recogido dinero para causas, nos compramos entre vecinos y aunque hay personas con las que uno nunca se ha visto, hacen parte de su cotidianidad”.
Transformar la región con nuevas conexiones
Willy Alzate vive en Rionegro y desde hace 10 años tuvo una idea loca para su momento: conectar los 23 municipios del Oriente antioqueño con la actualidad de su región. Comenzó en Twitter, red social donde daba información. Luego, siguió en Facebook, donde comenzó a tener trabajos especiales y a trabajar con otros medios de comunicación, algunos incluso nacionales. Hoy cuenta con una página web, un programa de radio, redes sociales y toda una red de medios que recibe el nombre de ‘Mi Oriente’.
“La región ya se conecta de otra forma. He podido ver cómo se comunicaba la gente antes y cómo se comunica ahora. Por ejemplo, antes recibir noticias de Argelia y de Nariño era muy difícil, ahora, los campesinos nos mandan fotos, audios y reportes de lo que pasa, todo para Mi Oriente”, cuenta. Asimismo, complementa que, en su experiencia como periodista, el amor ahora es más fuerte porque además de ser periodistas ciudadanos, los habitantes de esta región, también se conectan más con sus familias y hacen del verbo extrañar una acción mucho más cercana. La relación de los habitantes de esta zona se ha fortalecido por su desarrollo.
El uso consciente de las redes
“Inteligencias que mueven masas, comunidades, uniones, luchas por el cambio climático, aumento de la consciencia ambiental y la búsqueda de una vida mejor”. Estas son algunas de las palabras con las cuales Mateo Jaramillo, empresario fundador de Mattelsa, define sus relaciones en el ciberespacio, las mismas que califica como “únicas y fundamentales” para su existencia. “La tecnología enriquece nuestras relaciones. Nos ayuda a unirnos en torno a algo y hace que como humanidad vibremos en otras frecuencias”.
Pese a que las considera la posibilidad democrática de la existencia, cerró WhatsApp y es por esta razón que recomienda hacer un uso consciente de ellas sin olvidar que, así como construimos y encontramos tribu en internet, también lo hacemos en lo presencialidad. “Hay que tomarse en serio todas las relaciones, independiente de donde se construyan, y aprender cuál es el medio que necesita cada momento y cada conversación de la vida”.
Estamos dividiendo nuestras vidas entre dos mundos: on-line u off-line, conectando o desconectando. La vida on-line está en gran medida libre de riesgos, los riesgos de la vida . Es tan fácil hacer amigos de internet, de la red, nunca estás realmente sintiendo tu soledad, si no te gusta la actitud de algunos con los que estás conectado simplemente dejas de comunicarte. Cuando estás off-line lo que inevitablemente ves es la realidad de la diversidad de la raza humana
Zygmunt Bauman, sociólogo polaco.
Y tú, ¿prefieres las relaciones del mundo on-line u off-line?, ¿crees que existe alguna diferencia?