Reimaginar: un regalo para el futuro que se construye en el presente
Este mes la revista Comfama es diferente. No llegará hasta sus casas impresa; pero, seguirá siendo compañera. No podrá tocarse; pero, sí compartirse. Desde la...
“¡Si va a discutir, prepárese mejor!”. En ese momento me di cuenta de que no tenía un solo argumento. Recorrí con la mirada, avergonzado, la larga mesa del consejo directivo de la Universidad.
El 26 de junio de 1992 cumplí 17 años y recibí una tarjeta de mi mamá que decía: “Bienvenido a tu mayoría de edad. ¡Feliz cumpleaños!”.
“Si queremos paz debemos hacer más yoga y caminar por la naturaleza”. Salomé, personera de un preescolar Comfama, 6 años.
“Poco después entró el hombrecito y dijo:
—Y bien, señora reina, ¿cómo me llamo yo?
¿Te llamarás Conrado? —empezó ella—.
—¡No! Así no me llamo yo.
—¿Y Enrique?
—¡No! ¡Así no me llamo yo! —replicó el hombrecito con expresión triunfante—”.