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El alma se alimenta de conocimiento
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El alma se alimenta de conocimiento

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María Salomé, a sus 60 años de edad, ha tenido toda su vida una convicción: el conocimiento es la expansión del espíritu hacia el universo. Tal vez por eso estudió dermatología como profesión, pero también literatura, mecánica física, mecánica cuántica, astrofísica y astronomía. Lo hace por una sola cosa: pasión.

Aunque la mayoría de su tiempo lo dedica a su profesión y a sus dos hijos, a los cuales crió sola, nada le impide escapar de su zona de confort cada vez que siente que la rutina la adormece, la limita y en casos extremos, hasta la aísla. Por ello, desde hace seis años, destina un espacio de su agenda para hacer esas cosas que le llenan el alma y le alimentan el espíritu.

María piensa que la vida es muy “cortica” y que “uno se muere sin conocer ni una décima parte de lo que se debe saber”. Por lo tanto estudia en Saberes de Vida, un programa de la Universidad Eafit.

Según ella, lo más gratificante de seguir aprendiendo es que gracias a esto encontró su otra pasión, la astronomía, un conocimiento que a ella le mostró que la ciencia no tiene que reñir con la religión y que la grandeza de Dios se evidencia en la perfección del universo.

(Lee tambiénNubia tomó la mejor decisión de su vida).

Antes de interesarse por las ciencias exactas, creía en la belleza de mirar el cielo, pero no tenía una explicación. Hoy, estudiar astronomía es una necesidad por seguir descubriendo el sentido de la vida, conocimiento que le gusta compartir con sus seres más queridos, la familia.

María disfruta de la edad de la plenitud y su futuro está lleno de nuevos aprendizajes. Tocar piano, su siguiente reto.

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