Ayudar al otro, más que un deber es una muestra de sensatez.
John Guisao tiene 42 años de edad, es técnico en telecomunicaciones , desempleado a causa de la cuarentena decretada para evitar la propagación de la covid-19. A pesar de la incertidumbre económica acata las normas y se resguarda en su casa en el barrio Aranjuez, junto a su esposa Yolanda y a su hija Karolain de 18 años.
Sabe que pasar tiempo en familia es importante y asegura que «de nada sirve tener solvencia económica si no hay armonía en el hogar». También es consciente de que «el encierro no genera la misma situación mental en todas las personas, un hogar sin fricciones no es hogar, pero hay que tratar de controlar eso, no solo en lo personal, también a nivel general, porque todo barco tiene un capitán, y si él no sabe guiarlo, se hunde».
Hace unos días, el JKE, líder del colectivo Crew Peligrosos estuvo recogiendo mercados y entregándoselos a quienes los necesitaban en el barrio. John se negó a recibir la ayuda, no porque no la necesitara, sino porque sabía que hay personas que la requerían más.
«Si tienes cómo sobrevivir una o dos semanas más, y sabes que hay personas que están pensando si pueden destapar un huevito para comérselo ya o si tienen que guardarlo para el futuro, y nosotros podemos apoyarlos, no podemos ser tan egoístas de no hacerlo», dice John.
«He tratado de ser muy organizado, siempre busco estar un paso más delante de las situaciones, y alcancé a prever que esto iba a ocurrir, entonces intenté tener unas reservas y con eso nos hemos podido apoyar por ahora», cuenta. Sabe que es una situación difícil e incierta, por eso invita a su familia a medirse en el consumo de los alimentos.
John valora los privilegios que tiene y poder compartirlos con quienes lo necesitan le provoca una mezcla de sentimientos entre felicidad y satisfacción, por eso piensa que «lo importante es no dejar que esto sea pasajero, que ayudemos al vecino, al otro, pero no solo en este momento. Situaciones difíciles se vivían antes de la pandemia y se seguirán viviendo, a veces no pensamos sino en las de fuerza mayor para ayudarle al otro, en todo momento hay gente que necesita colaboración, y si podemos aportar, que así sea».
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En tiempos de crisis descubrimos cuánto es suficiente.
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