Dylan Morales tiene cuatro años y, como el personaje principal de una historieta, llegó a su hogar a llenar de emociones todos los rincones. Nació en una familia muy especial, pues además de sus papás, Sara de 47 y Daniel de 25 años, tiene dos hermanos, David de 27 y Ana María de 20 años. Es el pequeño entre los grandes.
Como si se tratara de una de esas historias increíbles de héroes cuya aparición en la Tierra obedece a caprichos propios del destino, en los primeros siete meses de gestación nadie sospechaba de su existencia, estaba ahí, sigiloso, esperando para nacer; fue una noticia inesperada, pero llena de magia.
Su nacimiento estuvo repleto de sorpresas y felicidad. Para sus hermanos mayores, tenerlo es una bendición. Su hermana fue quien eligió su nombre, que significa “hombre impetuoso que se destaca por su aprecio al amor, a lo espiritual y a lo progresista”. Y justo así es Dylan, el amor lo desborda, pues ahora que él tiene un sobrino, Josua, de dos años, se cubre con la protección del Capitán América, su superhéroe favorito, y lo defiende en todo momento. Se han convertido en cómplices inseparables.
Dylan inició su educación preescolar en el 2016, llegó siendo un niño tímido con temores para relacionarse y con algunas dificultades para pronunciar palabras. En la formación impartida en el preescolar de Comfama en Manrique encontró, como lo dice Sara, su mamá, calidad, personalización y dedicación.
“Como no hay tantos niños por grupo, esto hace que las profesoras se puedan dedicar más a él, además los computadores, los salones de roles y la piscina enriquecen su formación. Ahora está más despierto y ya hasta pronuncia amarillo en inglés”.
Para crecer sano y fuerte, como los superhéroes, come de todo, menos pan: las frutas y verduras le encantan, la manzana es su preferida, y con los refrigerios que le dan en el preescolar complementa su nutrición.
Desde hace un año, sus papás reciben un subsidio del 100% para que su hijo reciba la educación que todo superhéroe merece; un alivio maravilloso, pues con el dinero que invertían en su educación han podido inscribirlo en otros cursos y llevarlo de paseo.
Ahora se prepara para su primera gran aventura: este héroe sin capa hará de las suyas en la selva chocoana. Su familia está ahorrando para un paseo a Capurganá, y allí, al lado del mar, seguirá aprendiendo a ser ese gran niño que ni el Capitán América podría eclipsar.
Comfama, en 2016, fue liberadora
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