¿Cómo sería tu vida sin las segundas oportunidades? Imagínalo. Esta es la historia de Elcielo, un lugar que promueve el perdón y la reconciliación.
El cielo parece que para algunos excombatientes tiene una sucursal en la tierra. Dicha sede se disfraza para unos de restaurante y para otros de fundación. Durante trece años, desde antes de que se firmara la paz en Colombia, en Elcielo descubrieron que la cocina podía ser un punto de encuentro y de reconciliación.
Hoy, tal vez, son un caso de éxito y admiración, pero para llegar a ese nivel, la Fundación Elcielo y sus integrantes recorrieron un camino difícil. Cuando lo emprendieron no era normal desplazarse hasta las zonas de conflicto para hablar con el ejército y pedirles autorización y ayuda con el objetivo de ingresar a la cocina a personas sordas, soldados heridos en batalla y a excombatientes de los grupos armados al margen de la ley. Para algunos el actuar de la fundación era una locura.
Y tal vez si fue una locura que tuvo consecuencias, pues por un periodo de tiempo «oscuro» Juan Manuel Barrientos, cabeza de la fundación y del restaurante, además de su familia, se convirtieron en objetivo militar de las Farc. La razón: muchas personas desertaban de sus filas en busca de otra forma de vida, muchos se iban en busca de Elcielo.
Para Juan Manuel y su familia abandonar su proyecto no era una opción, devolver lo recibido y proponerle una segunda oportunidad a una generación completa de personas era una convicción, un propósito de vida, por eso persistieron hasta que en 2012 el inicio del proceso de paz. La seguridad trajo una disminución del estigma hacia las personas que, por diferentes razones, decidieron en algún momento de su vida empuñar un fusil. Esas mismas manos hoy empuñan sartenes y elementos de cocina que les permite convertir a los que antes eran sus enemigos en aliados.
Cuando una orden de alimentos depende de un grupo, las diferencias desaparecen; si antes fuiste de un bando o de otro pasa a ser un detalle menor que queda en segundo plano. El objetivo común es cumplir con el pedido: del éxito del uno, depende el otro; del éxito de todos depende el éxito del restaurante; y del éxito del restaurante depende el éxito de la fundación. Se trata de un círculo virtuoso de confianza que se materializa en el beneficio colectivo.
Para quienes en algún momento estuvieron al margen de la ley, Elcielo fue y es una segunda oportunidad de vida. Para quienes lideran la Fundación, recibir a personas que buscaban un nuevo camino fue y será la oportunidad de contribuir y confiar en la reinvención del otro.
Hoy los estigmas se diluyen, la paz se cocina en Elcielo. Volver a confiar vale la pena.
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Podemos confiar… En que dar una segunda oportunidad vale la pena.
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Definitivamente el ser humano cuando quiere hace cosas extraordinarias…gracias por Elcielo…Dios bendiga a la familia que creyo en este proyecto…