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0 El respaldo de un medicamento, una Ley de la Nación, la carta de amor que llega por debajo de la puerta, la oración nocturna que trae tranquilidad al alma o el libro del que hasta hace poco se habían escapado las mariposas amarillas.
Leer y escribir hacen parte de nuestra cotidianidad, de eso que no nos arruga el corazón porque lo tenemos ahí, lo damos por hecho. Pero el sueño de Dider Velásquez y su esposa Ana Patricia Mira siempre había sido poderlo hacer.
Él trabaja hace más de 20 años en minería. Por ello sus compañeros se sorprendieron cuando les contó que había decidido estudiar para aprender a leer y a escribir. “¿Ya tan grande para qué?”, le preguntaban.
Tuvo las palabras precisas para responderles: “Nunca es tarde para estudiar. No saber leer y escribir es duro. Yo les hablo mucho a mis hijos y les digo que el estudio es muy importante y que hay que aprovecharlo cuando se tiene porque es el futuro”.
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No había excusas, solo una realidad irrefutable: falta de oportunidades. Ahora que la vida se los permitió quieren seguir aprendiendo “hasta donde Dios nos lo permita”, dice Ana Patricia con una “sonrisota” en la cara.
Hoy, ambos estudian tres veces a la semana, en jornadas de tres horas. Los dos tienen la voluntad para asistir a todas sus clases, igualmente para graduarse y tal vez, dándose permiso para soñar, entrar a una universidad.
Por ahora disfrutan ese redescubrir el mundo del que ya no escapará ninguna mariposa amarilla.
Estos cursos, que son ciento por ciento subsidiados, están generando oportunidades de vida para los
trabajadores afiliados en su formación y superación personal y profesional. Más información en www.comfama.com.
Debes saber
El sueño de Dider y Ana Patricia se cumplió este año gracias al programa de alfabetización que Comfama viene adelantando desde el mes de abril en el municipio de Segovia, y que ya se está realizando en más de 20 municipios en el Bajo Cauca, Magdalena Medio, Nordeste, Norte, Oriente, Suroeste, Occidente y Urabá.
