Las situaciones difíciles nos dan la oportunidad de identificar lo esencial, en el caso de Juan, su trabajo.
Juan Carlos tiene 56 años, vive en Copacabana con su esposa María Eugenia, ambos tienen cuatro hijos. Trabaja hace 30 años en Comfama como parte del equipo de oficios generales. Durante la pandemia realiza su labor en el Centro Integral de Salud de Girardota y todos los días monta en bus para hacer el recorrido desde su casa hasta el trabajo.
Sabe que uno de los mayores desafíos hoy es usar transporte público, cada vehículo y pasajero se podría convertir en un medio de transmisión de la covid-19. Su familia, en especial su hijo Camilo, le recuerda con amor que debe cuidarse, le pide que siempre tenga bien puesto el tapabocas, cubriendo boca y nariz, que use el gel antibacterial antes y despues de abordar el bus y que trate de mantener una distancia prudente hacia cada pasajero durante el viaje.
Las peticiones se reciben con gusto cuando provienen de las personas que amamos. Juan cumple con disciplina cada uno de los protocolos de seguridad, sabe que además de su salud, una equivocación pondría en riesgo el bienestar de su familia y el de sus compañeros de trabajo.
En su casa consideran un milagro el hecho de que conserve su trabajo y de que esté generando recursos para el hogar; en las noticias y en el barrio es fácil darse cuenta de que no todos corren con la misma suerte. Esa quizás sea la razón para que Juan, quien siempre le ha puesto toda la energía a su trabajo, hoy dé mucho más de sí. Las situaciones difíciles nos dan la oportunidad de identificar lo esencial, para él, su empleo.
Cada día cuando inicia su jornada le toman la temperatura y lo desinfectan. Así queda listo para cumplir su labor, una que es vital, se trata de la limpieza y desinfección de los consultorios médicos. Es consciente de la responsabilidad que lleva en sus hombros: cuidar el empleo de sus compañeros, contribuir desde su tarea a que la empresa siga operando.
Para Juan el mundo no puede detenerse, sabe que es necesario adaptarse. Sin excusas continúa ejerciendo su trabajo, adopta una nueva rutina con la que, cuidándose, cuida a los demás.
Cuando regresa al hogar, Juan tal vez no lo nota, siempre hay alguien que lo observa, mientras se quita los zapatos, utiliza el alcohol y separa la ropa de calle. Se trata de su hijo, él sigue su ejemplo, juntos contribuyen a que en casa, mamá y los demás estén seguros.
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Trabajar… con las precauciones necesarias para cuidar de mí, del otro y de la empresa en la que laboramos.
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