La magia de lo ordinario transcurre ante nosotros y nos transforma.
Por: Claudia Restrepo
Un diario personal, es ese pequeño libro al que siempre regresamos para encontrar la intimidad y escribir sobre las imágenes, sorpresas y bellezas de lo cotidiano. Nos da la oportunidad de conversar con nosotros mismos acerca de lo que podría pasar desapercibido, pero que en cambio no queremos olvidar.
Yo he llevado un diario la mayor parte de mi vida y lo que más disfruto es volver a leerlo después de un tiempo porque me recuerda los acontecimientos de días pasados que suelen sorprenderme y animarme de nuevo. La poesía de la vida se escribe en esas páginas.
La belleza de esta práctica consciente que se hace en el día a día como un hábito reflexivo, también aplica en el mundo del trabajo, en Comfama lo hacemos. Por eso no es extraño encontrar a nuestros equipos hablando con un lenguaje lleno de poética empresarial, conversamos sobre milagros y progresos que se escriben y comparten en diálogos quincenales.
El propósito de estas bitácoras compartidas es declarar las maravillas cotidianas que ocurren en nuestro trabajo, esos sucesos, personas o hallazgos, simples pero memorables, que hacen que experimentemos la presencia del amor y de la gratitud en nuestras vidas. La magia de lo ordinario transcurre ante nosotros y nos transforma.
Con los milagros ejercitamos nuestra atención plena, apreciamos los detalles de la vida que nos llegan vestidos de aprendizaje, amistad, salud y esfuerzo. La mirada de un niño en un preescolar, los árboles raros que habitan los parques, esa reunión en la que nos sentimos conectados.
Lo mejor aparece al encontrar que muchas veces coincidimos en apreciaciones sobre el acontecer de nuestra vida, aunque también sorprende cuando un compañero en su diálogo nos permite ver lo que había pasado imperceptible ante nuestros ojos: una luna llena, la fragilidad de un niño, el progreso de un grupo o la fuerza de un maestro en un aula del preescolar. El poder que produce hablar de lo corriente con ojos de sorpresa y maravilla afianza nuestro propósito.
Ejercitarnos en la búsqueda de milagros cotidianos, escribirlos y compartirlos nos ha permitido como equipo ampliar la mirada, apreciar con gratitud la vida que transcurre dentro y fuera de las paredes de Comfama haciendo más bella nuestra labor.
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La belleza es un derecho
“La mirada fija en el objetivo a alcanzar no permite ya
entender la alegría de los pequeños gestos cotidianos ni
descubrir la belleza que palpita en nuestras vidas”.
Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, 2013.
Gracias infinitas por letras como estas. Hacen querer sacar ya ese cuaderno que espera hasta la noche para recibir las impresiones del día. ¡Gracias!
Que bueno encontrarse con sentires, palabras y escritos parecidos a los tuyos.
Qué rico encontrar que eso es parte de muchos sensibles, locos y vibrantes seres.
Que bueno es aceptar con gusto lo que nos dicen otros, con cierto aire burlon, que somos “de esos que gozamos con un palito untado”
Las respuestas vitales que he encontrado siendo consciente de cada instante, son las que me permiten seguir teniendo fe. ¡Gracias!
Los milagros coti día nos que ocurren en nuestras vidas son muy reales porque suceden de una de otra forma en la vida de una persona .
Me encanta los milagros cotidianos