Desde el 2018 y ante estrados judiciales, veinticinco niños, niñas y adolescentes luchan porque los derechos de la Amazonía colombiana se protejan, así como los de las generaciones futuras.
Soy compleja, tan enorme que parezco inabarcable. Mi territorio cuenta con el 10 % de la biodiversidad mundial y produzco entre el 17 % y el 20 % del agua dulce del planeta, también el 6 % del oxígeno de la Tierra.
Un día fueron los más pequeños quienes alzaron su voz ante las amenazas que sufría y las que aún padezco. Ellos también temían y se preguntaban por lo que les quedaría de mí y por mis condiciones para que ellos y otros que aún no nacen, sobrevivan.
Soy la Amazonía y hace años envío señales de dolor, ¡y de humo!, pero apenas hasta hace poco comprendieron en el mundo de los humanos que soy un sujeto de derechos y ahora se reconoce toda la vida que llevo dentro y que cada una tiene forma y existencia propia.
Aliados
Desde el 2018 GAIA, Dejusticia y otras organizaciones de la sociedad civil han unido sus esfuerzos para seguir el proceso y hacer veeduría para la protección y regeneracíón de la amazonía colombiana. Buscan además que habitantes de la zona, campesinos e indígenas, sean incluidos y contribuyan al cuidado del territorio más biodiverso del mundo.
Otros casos
Se han presentado trece tutelas que buscan proteger al Páramo de Pisba, a los parques naturales Las Hermosas y Los Nevados; a los ríos Coello, Combeima, Cocora, La Plata, Cauca, Otún y Magdalena; la vía parque Isla Salamanca y al Valle del Cocora. De estos, diez han logrado sentencias como sujetos de derecho.