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Judá: una iniciativa empresarial que nació desde la diversidad
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Judá: una iniciativa empresarial que nació desde la diversidad

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A sus catorce años, Julián tenía algo claro: usaría el arte como excusa para olvidarse de las palabras “víctima”, “banda” y “arma”. Por el contrario, cobrarían sentido los significados de “cultura”, “transformación” y “teatro”. Lo logró.

Judá es una fundación cultural y educativa con enfoque social cofundada por Julián en 2010. En ella, personas entre los doce y los sesenta años encuentran un camino, una excusa, una oportunidad. ¿El propósito? Orientarlos a procesos de reconciliación y paz por medio del teatro, la cultura y la educación.

La filosofía de Julián es clara: nacer humano no hace humanos y aprender a serlo no es algo que se impone. Por eso piensa que es necesario dejarse contagiar por la pasión de servir, de transformar y de crear.

Justo ese aprendizaje de vida es el que les transmite a quienes integran Judá, a la comunidad, a su familia, a sus amigos o a quien esté mirando a los ojos mientras entabla una conversación cotidiana. Su lucha y su ejemplo propiciaron grandes victorias que, aunque anónimas, cambiaron la vida de familias enteras.

(Lee también: En la comuna 13 tiñen la memoria con vida y color).

Por ejemplo, Angélica Oquendo, cofundadora de la Fundación, recuerda que hace algunos años Judá y la Casa de Reparación Emaus fueron invitados por la Institución Educativa La Independencia para realizar un taller motivacional dirigido a catorce jóvenes quienes afirmaban no querer seguir estudiando.

Julián lideró estos talleres que dieron como resultado la inserción a la vida escolar de trece de ellos, un logro en una comuna estigmatizada por la violencia, pero a su vez llena de jóvenes talentosos que, como él, tienen con qué cambiar su historia, la de sus familias… la de Medellín entera.

Aunque él no se cree un héroe, para muchos jóvenes de su barrio sí lo es, pues fue quien quitó de su camino la ilegalidad y convirtió la música, la danza, la pintura y el teatro en un propósito de vida.

El grupo realiza cada año un viaje misionero a distintos lugares del país, trabajando con niños y adolescentes en condiciones vulnerables.

 

Entre la violencia y el arte hay una batalla campal por los niños y adolescentes, donde todos pujamos para que hagan parte de nuestro “bando”; evitar que uno de ellos tome un arma y en su lugar porte un pincel es evitar el sufrimiento de familias y la destrucción de su propia vida. Por eso el papel del arte en tiempos de violencia es contundente a la hora de formar una sociedad.

Fundación Cultural Judá.

 

Más sobre Judá

 

 Julián, con 21 años, y gracias a la experiencia que ha obtenido durante su proceso de formación en aquel grupo de teatro, logró integrar a su fundación con proyectos gubernamentales. Además, generó conexiones con las mesas de Juventud y de Diversidad de la Comuna 13 y participó en un curso con Microempresas de Colombia. 

 

Judá, de todos

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