“Qué miedo estar uno en un río y encontrarse una cosa tan grande”, dijo Manuela Ramírez Ocampo cuando vio al pirarucú en el Acuario del Parque Explora.
Gigante, altivo e insolente, nada por el río Amazonas como el mandamás. Lo que no sabía esta estudiante de grado décimo de la institución educativa Marceliana Saldarriaga de Itagüí es que, además de ser el segundo pez más grande de agua dulce del mundo, fue un guerrero altanero al que los dioses castigaron arrojándolo al Tocantins, en donde se transformó en ese animal que impresiona por su tamaño.
Manu vive en el barrio el Guayabo de Itagüí, le gustan las gafas grandes, como ese sello personal tipo Woody Allen, y disfruta caminar por una pradera que queda atrás de su colegio. Otro de sus pasatiempos es leer, como esa ventana que la conecta con ese mundo que aún está por descubrir.
Fue candidata a ser contralora estudiantil, pero ocurrió algo paradójico: quería que ganara su contrincante, el que finalmente obtuvo la victoria electoral. Pero entonces, ¿por qué aspiró a ese cargo de elección popular? Por una simple razón: solo había un candidato, “y la democracia debe ser justa, las personas merecen tener de dónde elegir”.
Cuando a finales del 2016 visitó el Parque Explora con sus compañeros de colegio, mediante el programa Inspiración Comfama, se maravilló con el vivario, donde los reptiles y anfibios le enseñaron la diversidad de la naturaleza, y de cómo un ser diminuto como la rana cocoi, de apenas 42 milímetros, puede ser tan mortífero como el peor de los venenos.
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Esta visita inspiradora, junto a otras experiencias de su vida como sus lecturas, las caminatas con olor a aire puro o las conversaciones con sus compañeros y profesores del colegio, le aterrizaron un poco su idea a futuro: estudiar algo que le permita conocer de cerca y ayudar a los animales. Por ahora se inclina por veterinaria, si bien tiene año y medio para pensarlo mejor y decidir lo que la hará feliz en su adultez.
Con la determinación propia del pirarucú cuando surca las corrientes del Amazonas y con la potencia de la rana cocoi al custodiar los bosques del pacífico colombiano, así mismo, Manuela abraza su futuro y le da sentido a su vida.
Comfama, en 2016, fue inspiradora
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