En Medellín un sastre llena de belleza lo cotidiano.
Omar llegó con su sastrería, hace 15 años al barrio Manila en Medellín. El oficio lo heredó de su padre y sus colegas, con ellos mismos aprendió a escuchar tangos y a tomar aguardiente.
Cuando tenía 20 años ya sabía desde hacer un arreglo mínimo hasta confeccionar un saco. A esa misma edad empezó a agobiarlo el alcohol, las consecuencias: perder un riñón y la posibilidad de ser el más grande de los sastres. Su talento sorprendía, incluso, a colegas italianos.
La lectura fue su aliada para dejar el alcohol. Reemplazó tragos por libros. En esas veladas de letras comenzó a resaltar las frases que algo tocaban dentro de sí, que lo conectaban con su espíritu.
Un día, en un basurero, recogió un pedazo de tablero porque creyó que para algo habría de servir. Y ahí fue donde surgió la idea. Puso el recuadro de madera afuera de su sastrería, en la calle, y empezó a escribir en él las frases que por tantos años había subrayado.
Omar no recuerda cuál fue esa primera frase que usó, quizá un proverbio que hablaba de la vida. Pero sí sabe quién fue la primera persona que reaccionó a la publicación: una señora que lo felicitó por el texto y lo regañó porque el tablero estaba muy feo. Él también la regañó a ella, porque lo importante era la frase, no el lienzo. Poco después ella le regaló una tabla de mejor calidad y así zanjaron la discusión.
Desde entonces esas reflexiones se convirtieron en la forma en la que Omar, a diario, le pone belleza y poesía a su trabajo. También es la manera en que se relaciona con sus vecinos, sus clientes y cualquiera que pase por allí. Una excusa para hablar e inspirar al otro.
Tal ha sido su impacto que, a su teléfono, personas que ni lo conocen, le han enviado sugerencias de frases que esperan ver algún día en su tablero. Así, en Medellín, un sastre llenó de belleza lo cotidiano.
—
La belleza es un derecho
“Existen saberes que son fines por sí
mismos y que —precisamente por su
naturaleza gratuita y desinteresada,
alejada de todo vínculo práctico y
comercial— pueden ejercer un papel
fundamental en el cultivo del espíritu
y en el desarrollo civil y cultural de la
humanidad”.
Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, 2013
¿Cómo embelleces tu trabajo?, siempre me ha gustado llenarlo de color, por eso en mi puesto habitual de trabajo, tengo lapiceros de colores, también me gusta escribir las frases con que me identifico para mi, y es bonito hacerlo para los demás, le seguire el ejemplo a don Oscar.
gracias por tan bonita y anecdotica historia de vida.