Sabe que, si un día dejara de realizar su labor, los residuos harían de la ciudad un completo caos. Ama su empleo, por él, su hija pudo estudiar y gozar de una vivienda propia.
Son las seis de la mañana en el barrio Castilla. Jairo Humberto Oquendo se alista, se dirige a la ruta para llegar a su trabajo. Es recolector de residuos, mantiene «bellas» las calles de Medellín y eso lo enorgullece y le da propósito a su vida.
En algún momento de su existencia repartió muchas hojas de vida y al no lograr estabilidad en ningún empleo, se acercó a Empresas Varias de Medellín, donde inició la labor de barrido manual. Al principio, sintió vergüenza porque la gente lo miraba.
Tres años pasó Jairo como «escobita», vestido de naranja, caminando y barriendo. Aprendió algo valioso, descubrió que su labor es vital para embellecer a la ciudad. Empezó a amar su trabajo y a la empresa que le permitió avanzar hacia el cumplimiento de sus metas personales.
Jairo estaba listo para un nuevo reto. Pidió que lo pasaran a los carros recolectores. El desafío era aún mayor: los malos olores y el constante esfuerzo físico no fueron impedimentos. Eran más las ganas que tenía de trabajar.
Ya pasaron 16 años, aún integra uno de los equipos que van a bordo de los camiones recolectores que recorren el centro de Medellín. Es una ruta difícil por la gran cantidad de desechos de los centros comerciales, la congestión vehicular, los pitos y a veces los gritos de quienes viven de afán.
Sabe que, si un día dejara de realizar su labor, los residuos harían de la ciudad un completo caos. Ama ese empleo, que significa para él y para su familia, la posibilidad de una estabilidad económica que hizo que él y su hija, pudieran estudiar. Y la posibilidad de comprar medicamentos. También, tener una vivienda propia.
Las jornadas a bordo del camión le enseñaron que cada uno hace su parte. Con su círculo cercano de personas comparte su conocimiento acerca de la importancia de la separación correcta de los desechos, pues así facilita la tarea de sus compañeros y de paso, cuida el planeta.
Jairo sabe que como su labor hay muchas otras que a veces pasan desapercibidas, destaca la importancia de quienes podan el césped, limpian las quebradas y de quienes hasta arriesgan su vida trabajando con la electricidad. Todo trabajo alberga valor y más de una enseñanza.
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Trabajar… para embellecer la existencia del otro
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amo la revista de ustedes. hace rato queria decirles. los temas y el lenguaje son faciles de entender y amenos. el diseño tambien me encanta(la ultima, aunque muy linda, es un poco avanzada y rara…) se lo que vale imprimir y diseñar una revista de esas… por eso los felicito y los animo a que sigan adelante. para mi, es la nejor revista.