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Gracias a las empresas que le apostaron a El Pesebre
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Gracias a las empresas que le apostaron a El Pesebre

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Así como el Niño Jesús, Orlando Suaza nació en El Pesebre, ahí, cerquita de Belén. Eso fue hace más de sesenta años, cuando este barrio de la comuna 13 de Medellín tenía apenas unas casas.

El Pesebre, que comenzó a gestarse en un diciembre, hace más de cien años, recibió su nombre por la tradición de honrar el nacimiento de Jesús. Desde ese entonces, o hasta donde recuerda Orlando, cada Navidad el barrio se llena de pesebres, de esos que están llenos de ovejas y en los que los Reyes Magos, María y José son más grandes que las casas.

Su misión por estos días es que los niños de su barrio tengan una Navidad tan feliz como las que él tuvo cuando era pequeño, por esa época en la que con sus amigos de la cuadra rayaban en las calles una pista de carreras con un pedazo de ladrillo, para luego competir arrastrando una tapa de gaseosa.

En sus continuas correrías como líder barrial, recuerda, en el 2016, la llegada de dos “locos”, como él los llama. Locos porque resultaron con la idea loca de pintar las fachadas de las casas y dar vida así a un macromural. En la vía que conduce a Santa Fe de Antioquia vieron, mirando el barrio, un lienzo que merecía convertirse en obra maestra.

María Camila Diosa, de la corporación A Color, y el artista francés Tarik Bounani eran esos “locos”, quienes tuvieron que apoyarse en los líderes del barrio para convencer a los vecinos y dar así forma a la idea. ¡Los primeros aliados!

A Color sabía de los programas de inversión social y mejora de espacios comunitarios de la Fundación Orbis, mediante la cual el Grupo Orbis y sus empresas “como Pintuco” transforman los hábitats y cotidianidades de las comunidades que así lo requieran. ¡Aceptaron la propuesta de sumarse a la locura!

Finalmente, la Corporación Futuro para la Niñez dijo “Presente” con el propósito de establecer confianza y credibilidad entre los habitantes.

Comenzaba el 2017 y siguieron varios meses de trabajo comunitario con el que los mismos habitantes se pusieron de acuerdo y eligieron qué debía contar el mural: un toque de agua, vegetación, líneas y curvas, pero un trasfondo de renacimiento, armonía y paz.

Tarik tomó posesión de las fachadas y la locura seguía su curso con un cuadro poco usual: un francés, de techo en techo, en el barrio El Pesebre de Medellín. ¿Quién lo hubiese imaginado? Su presencia alegró los días y más de un vecino lo invitó a almorzar o a tomarse el algo. Un aprendizaje en doble vía.

Agosto del 2017, el mes en el que por fin la suma de voluntades dio sus frutos y los vecinos comenzaron a ver cómo los viajeros a Occidente hacían una parada técnica para tomarles fotos a esas casas coloridas que transformaron la panorámica.

Sin saberlo, estaban viendo el macromural Ondas de Color, la obra de un artista francés que, con los aportes de la comunidad y la contribución de la empresa privada y organizaciones sin ánimo de lucro, llenó de azul las casas para representar al agua como fuente de vida. ¿Los verdes? El medio ambiente. Y las curvas, una metáfora de la quebrada La Iguaná, la compañera inseparable del barrio.

 

 

75 colaboradores de la Fundación Orbis y del grupo empresarial se vincularon, de diferentes maneras, en la transformación de El Pesebre.

(Lee tambiénLa Medellín que quizá no conoces (Vol. 3): Altos de la Torre).


Grupo Orbis: empresas con consciencia social

La Fundación Orbis, articuladora de las iniciativas de sostenibilidad del Grupo Orbis, busca sumar a la inclusión social contribuyendo para que las poblaciones más vulnerables disfruten de un hábitat digno, saludable, sostenible y accesible.

Por eso no dudaron en apoyar esta iniciativa de impacto para la comunidad de El Pesebre, pues con su experiencia social han evidenciado el poder transformador del color.

De la mano del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han descubierto, por ejemplo, que cuando intervienen las comunidades con color, contribuyen en la mejora de la salud de sus habitantes, pues el sentido de pertenencia aumenta por el entorno, el cual comienza a evidenciarse, además, al interior de los hogares.

Murales o demás intervenciones, de igual forma, se convierten en puntos de encuentro ciudadano que favorecen el mejoramiento de la seguridad. Asimismo, se impacta la economía local con la consolidación de estos lugares como espacios de visita por turistas, tanto locales como foráneos.

Miguel Ayala, director de la Fundación Orbis, aclara que este es un acompañamiento a las comunidades y no una intervención asistencialista: “Nosotros somos una circunstancia que inicia y termina. Buscamos ‘darles la mano’ a las comunidades, además de la mano de pintura, como compañeros en su progreso”.

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