Hace más de 35 años, Rafael Castaño compró un carro de pedal que vio cuando pasaba en bus, debajo de la estación Prado del metro, en Medellín. Así comenzó una enorme colección de más de 4 mil piezas que luego se convirtió en el Museo del Juguete, un lugar que volverá a abrir sus puertas a los amantes del juego.
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