A Viviana estar atenta a sus emociones y a las de sus personas más cercanas le permitió encontrar una idea que hoy ayuda a miles de personas a sentirse mejor. Una historia acerca de cómo los abrazos nos ayudan a enfocar la atención en nuestras emociones.
¿Recuerdas el último abrazo que diste? Aquel que te alivió un día complejo o te liberó de la incertidumbre, te apaciguó una tristeza, te abrigó en un día lluvioso, te dio fuerza para seguir creyendo o, simplemente, te regaló un suspiro de felicidad. ¿Sonreíste al traerlo a tu memoria?
En un abrazo dos seres fusionan su ternura para crear un superpoder que transforma vidas: el afecto. La historia de Hugger comienza con una historia de amor y atención: Viviana Otálvaro, la creadora de este emprendimiento social, sostuvo una relación a distancia, y en su búsqueda para crear algún mecanismo que les ayudará a seguir conectados, diseñó un muñeco de trapo con el que su pareja pudiera sentir un abrazo como si fuera de ella, recuerda que en la parte de atrás le escribió «Un abrazo, estés donde estés».
Su filosofía de vida: hacer tangible la fuerza del corazón le permitió centrar su atención en un emprendimiento con el objetivo de ayudarles a otros a entender y atender las emociones diarias.
Ese muñeco, ese regalo simbólico, para su pareja, años más tarde encontró la lógica científica que le permitió evolucionar de idea a proyecto. En un artículo científico sobre el efecto que tienen los abrazos en la salud física y mental descubrió que los muñecos de trapo podían ser un apoyo para niños o niñas con diagnósticos de cáncer. La magia tenía ciencia: en un abrazo el cerebro segrega oxitocina, un neurotransmisor que nos ayuda a sentirnos felices, amados y protegidos.
«Cuando le encontré la parte lógica fue muy lindo porque sin el artículo científico yo no hubiera convertido esto en un proyecto real por falta de conocimiento. Si bien la poesía no necesita cosas técnicas, yo necesitaba el respaldo de esa parte neurológica para hacer de esto un proyecto», dice hoy Viviana.
En el 2016 Viviana eligió compartir su conocimiento acerca de los abrazo, por eso se enfocó en crear su propio empleo con propósito: empezó a producir muñecos abrazadores, experiencias, historias, talleres y libros que enseñan sobre la inteligencia de las emociones propia y de los demás. «Con Hugger busqué la luz después de la oscuridad, cogí los miedos para transformarlos en fuerza y ayudar a otros. Además, volver visible lo invisible, porque un abrazo parece imperceptible, pero rodear con los brazos es decir que estamos juntos», afirma.
Desde entonces, más de 22 mil personas abrieron el corazón y los brazos para recibir la ternura y el afecto de los abrazadores. Más allá de ser un objeto que se compra o se vende, se trata de un ejercicio de atención minuciosamente diseñado con la convicción de que un abrazo pueda permitirle a alguien creer en sí mismo, sentirse acompañado y amado.
Los abrazos no saben de fronteras, banderas, idiomas o reglas. Para abrazar solo debemos doblegarnos ante la ternura y el amor. Tienen un poder que nos transforma.
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Poner atención es poder elegir… Según él psicólogo Martin Seligman el optimismo se aprende y en gran parte depende de la atención que ponemos en las palabras que nos decimos a nosotros mismos, porque son como semillas que luego germinarán en nuestro ser.
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