Arnfinn, su esposa Sofia y su hijo Tobías, de cuatro meses, acaban de despertarse. Son las 9:00 a.m. en Melbourne, Australia. Él es noruego, ella colombiana. El día anterior estuvieron de paseo con una familia de Inglaterra que Arnfinn conoció mientras viajaba por Chile, “estaba con mi hermana en un lugar que se llama La Serena, en esa época allá solo había un hostal en el que nos estábamos quedando como seis personas”, recuerda. Llevaba 13 años sin verlos, pero cuando se reencontraron la afinidad fue inmediata, como aquella vez en el sur del continente.
“Nunca habíamos estado en Melbourne, pero cuando llegas y te encuentras con una cara conocida sientes que la ciudad ya no es extraña”, dice. Tal vez sea por eso, por conectarse con otras culturas y lugares a través de las personas que Alfie, como le dicen en Colombia, disfruta tanto de hacer amigos. Cuenta que aunque no está en contacto frecuente con muchos de ellos, sabe que cuando visita sus países o quiere saludarlos puede escribirles para volver a activar esas relaciones que en principio parecían efímeras.
“Cuando viajo me gusta quedarme en hostales, no solo porque son baratos, sino porque encuentro personas que también quieren conocer gente”, explica. Normalmente la conversación es la misma: ¿de dónde eres?, ¿con quién viajas?, ¿cuál es tu siguiente destino?…, pero en algunos casos se logra una conversación especial, más profunda y aparece, como una sonrisa del camino, un nuevo amigo. Con ellos no es importante hablar del pasado ni del futuro, con ellos simplemente se vive ese momento del viaje, se disfrutar, se ríe, se descubre juntos y se graba para siempre un lugar.
De uno de ellos Alfie aprendió un término que define este tipo de relaciones perfectamente: “amigos transitorios”, pues hoy son tuyos, pero mañana serán de otro viajero que necesite compañía, cuidado o un cómplice.
Relaciones en el punto de llegada
Estar con personas sin importar su procedencia y su pasado le ha permitido a Alfie tener un visión muy abierta de las relaciones. Dice que esta capacidad le ayuda muchísimo en su trabajo de cooperación Noruega-África pues le permite generar conexiones y lograr que él y su interlocutor se sientan “tranquilos y relajados” rápidamente.
“Ser un viajero me ha definido la vida”, explica. Ha recorrido lugares remotos para encontrar espíritus que se parecen al suyo, incluso logró hallar uno con el cual compartir el amor y la vida: Sofi. Los dos, junto con su hijo Tobi, han conformado un nuevo grupo de nómadas.
A veces en los viajes construyes relaciones más profundas que las que logras con las personas del lugar en el que vives
Arnfinn Lundberg Bakke, viajero noruego.
Y tú, ¿construyes relaciones profundas con facilidad?