La charla sobre energía empezó rumbo a la cita.
-¿Dónde está la energía del cuerpo?
“En el corazón”, respondió Celeste llevándose las manos al pecho.
Ella y sus compañeros de preescolar, Sarai, Juan Pablo, Maximiliano, Mariangel y Marko, estaban emocionados por conocer el lugar donde se hace la energía y al líder de esta compañía: Ricardo Sierra. Subieron al ascensor en trencito, agarrados de los hombros y cuando la puerta se abrió un pito como de bicicleta les dio la bienvenida: su anfitrión salió a recibirlos en un monopatín eléctrico.
-¿Por dónde llega la luz?, les preguntó ya sentados en la mesa de reuniones.
“Por los alambres”, contestó Sarai.
-¿Y para qué sirven estos aparatos?, les dijo señalando los generadores de energía eólica, esos que parecen los molinos de viento de Don Quijote.
“Para uno ventilarse. Cuando uno tiene calor, se le quita con eso”, respondió Marko.
Ahora, el turno de los pequeños para preguntar:
-¿Cómo hacen aquí la energía?, empezó Sarai. “La hacemos con el viento, con el sol y con el agua que pasa por una máquina que da vueltas hasta producirla”.
-¿La luz cómo se representa?
(Con un pequeño panel solar en la mano). “¿Ustedes ven estos caminitos?, pues eso lleva unas cositas chiquiticas que se llaman electrones, son como un ejército de cositas diminutas, ¿cuál es el animal más chiquito que ustedes conocen? -Las hormigas- Bueno, entonces imagínense un millón de hormiguitas que llegan acá, se meten a un cablecito y producen la luz”.
Nuevamente, el turno de Celsia:
¿Ustedes qué hacen con la energía y con la luz?
“La usamos para brillar las casas”, contestó Celeste.
¿Y el cuerpo tiene energía?
“Si, tiene energía para correr. La usamos para jugar, para dormir
y para hacer ejercicio”, continuó ella.
¿Uno cuando duerme necesita energía?
“La energía se gasta y la noche es mejor porque carga la energía del cuerpo, porque si cierras los ojos mucho rato hasta la mañana, la energía carga y carga y carga y por la mañana no tienes que decir: 5 minuticos, 5 minuticos”.
¿Y ustedes cómo se recargan de energía?
“Comiendo porque la comida tiene también un cablecito chiquito que va a la boca y por ese cable pasa la luz y nos da energía”, explicó Sarai. “El cable va hasta aquí (señalándose la cabeza) donde están las neuronas, y hasta aquí (tocándose el estómago) donde está el hígado. El hígado también sirve para comer, porque hay carne que se llama hígado”.
Mientras conversaban, una varita mágica de Harry Potter pasó por cada uno para prender un bombillo desde lejos. La fórmula era cerrar los ojos y pensar en la luz. Lo lograron: la magia de creer hizo que el artefacto se encendiera cada vez y con él sus risas, que se quedaron volando en el lugar como pequeños destellos.
me parece excelente que realicen este tipo de actividades con los niños ya que los motivan y hacen que se sientan incluidos en la sociedad y que su opinión también sea importante.