Adrián Díaz y Pamela Ospina son amigos hace tanto tiempo que ya perdieron la cuenta, se atreven a estimar que pueden ser hasta 20 años. Comparten gustos, aficiones, tiempo y buen humor. Tal vez por eso es que pensar distinto no los asusta, ni siquiera cuando se trata de temas tan pasionales como la política.
El 2 de octubre del 2016 se realizó en Colombia el plebiscito para refrendar los acuerdos de paz que se negociaron entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las Farc en La Habana, Cuba.
Era un domingo, y la sorpresa de Adrián y Pamela fue mayúscula cuando mientras revisaban sus respectivos facebooks se percataron de que estaban a favor de corrientes políticas opuestas. Uno publicó un largo texto argumentando las razones para votar por el no, mientras el otro, un poco más escueto, animaba a sus amigos a votar por el sí. Ambos cuentan que lo primero que se pasó por sus mentes fue: “¡No lo puedo creer!”.
El tema no lo habían tratado antes ni habían acordado ir a votar juntos. Ese mismo día, en la noche, se cruzaron en una celebración y aprovecharon para conversar, para exponer sus ideas y para argumentar sus puntos de vista. No con el objetivo de convencer al otro, sino para entenderlo y para demostrarse que en medio de un ambiente de tanta convulsión política, entre ellos solo reinaba una palabra: amistad.
¿Quién votó por el no y quién por el sí? Eso no importa, porque como dice la frase que abre esta historia: “Un amigo es esa persona que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere”.